Lisboa es un bello equilibrio entre el pasado y el presente. Una ciudad unas veces antigua y otras veces moderna. Perderse por sus ruas, entre lúgubres y mágicas, sin rumbo fijo, a la deriva. Dejarse llevar por sus adoquinadas calles, con su aspecto entre decadente y romántico, fotografiar azulejos y mirar a todos lados. Quedar atrapado por sus fachadas y pórticos tocados por el tiempo. Fijar la vista en sus escaparates, llenos de dulces tradicionales. Entrar a tomar algo en lugares centenarios y descubrir que son los más auténticos. Ir un poco más allá, explorar sus alrededores y darse cuenta que, sin lugar a dudas, tiene una luz especial.
Lisboa, 1 al 5 de septiembre de 2015
Que fotos tan bonitas!
ResponderEliminarUn beso!
Muchísimas gracias, Sandra!
EliminarQué fotos más bonitas Laura y qué ganas tengo de ir a descubrir esta maravillosa ciudad! En septiembre del año pasado estuvimos en Porto y nos gustó tanto, taaaaanto. Sus azulejos, sus puertas de madera envejecida de colores, sus comercios antiguos, sus adoquines... Un besazo!
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