15 jul 2015


A veces nos olvidamos de que la vida real, esa que va más allá de las pantallas, está formada por dos caras y nosotros, también. A veces uno debe forzarse a ver lo bueno que aún queda, los destellos de luz entre la oscuridad cuando las cosas se tuercen. Puede resultar tentador dejarse abrazar por la nostalgia, remover recuerdos cuando alguien se aleja de nuestro lado e ir perdiendo de vista aquello por lo que vale la pena avanzar, perdiéndonos a nosotros mismos, al fin y al cabo. Pero poco a poco, con el tiempo, hay que sacar fuerzas, de allí donde aún queden, para cerrar las heridas, tomar distancia y entender que todo pasa por alguna razón. Y en esa transición, reconstruirse, dejarse llevar y aceptar la vida tal como viene. Aprender de cada una de las personas que se cruzan en nuestras vidas, dejándolas ir, aceptando que forman parte de un capítulo de nuestras vidas. Después de muchas semanas, estoy de vuelta. Para mirar con nuevos ojos, perder miedos, vivir el momento, disfrutar del camino y poner toda mi energía en nuevos proyectos en los que ya estoy trabajando, que quién sabe donde me llevarán. 

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