"Meraki (v.) to do something with soul, creativity or love,
to put something of yourself into your word"
El otro día hablaba de lo complicado que es poner
precio a un producto cuando este está hecho a mano por una sola persona y su
fabricación implica las contadas horas de las que dispone fuera de las
obligaciones diarias. Hoy retomo el hilo para reflexionar sobre otra cuestión
sobre la que hacía mucho tiempo que me apetecía escribir. Y es que desde que
empecé este proyecto, hace ya más de dos años, siempre lo he compaginado con
los estudios y demás obligaciones cotidianas propias de la vida de una
estudiante. Nunca ha sido fácil e incluso cuanto más tiempo pasa, más
complicado parece, porque más crece esa sensación de estar haciendo malabarismos
entre pinceles, agujas y libros de la universidad. Y aún así no me quejo,
ni mucho menos, porque es algo que sale muy de dentro y creo que cuando uno
quiere algo de verdad, siempre encuentra el modo de seguir haciéndolo por
mucho esfuerzo que cueste.
Creo que cada producto cuenta (o debería contar) una historia y esta es la mía; un proyecto pequeño, que crece con calma y sin prisas, trabajando con mimo. Tratando siempre de avanzar sin llegar a crecer demasiado para poder seguir abarcándolo todo al ritmo que necesito, para poder seguir haciéndolo todo con más o menos facilidad, pero siempre con mis manos, de principio a fin, sin delegar. Detrás de esa historia, esa filosofía que suena tan bien, hay también nervios, prisas y tensión. Días en que no puedo enviar un paquete tan rápido como otros lo harían o semanas en las que tengo que preparar exámenes para la universidad mientras no dejan de llegar nuevos pedidos. Pero no, no me quejo. Porque cuando haces algo que sale del alma, con amor y poniendo parte de ti en ello, valen la pena todos los esfuerzos. La palabra meraki es, sin duda, una de esas cuya definición viene bien releer a menudo...
Creo que cada producto cuenta (o debería contar) una historia y esta es la mía; un proyecto pequeño, que crece con calma y sin prisas, trabajando con mimo. Tratando siempre de avanzar sin llegar a crecer demasiado para poder seguir abarcándolo todo al ritmo que necesito, para poder seguir haciéndolo todo con más o menos facilidad, pero siempre con mis manos, de principio a fin, sin delegar. Detrás de esa historia, esa filosofía que suena tan bien, hay también nervios, prisas y tensión. Días en que no puedo enviar un paquete tan rápido como otros lo harían o semanas en las que tengo que preparar exámenes para la universidad mientras no dejan de llegar nuevos pedidos. Pero no, no me quejo. Porque cuando haces algo que sale del alma, con amor y poniendo parte de ti en ello, valen la pena todos los esfuerzos. La palabra meraki es, sin duda, una de esas cuya definición viene bien releer a menudo...
Merece la pena, ya lo creo!!!
ResponderEliminarBss.
Marian.
Muchísimas gracias por tus palabras, Marian!
EliminarUn beso enorme!