25 abr 2014

Les Bags de Caterina Pérez

  
No recuerdo como descubrí el trabajo de Caterina Pérez, pero sé que fue no hace mucho y que me bastó con ver su tienda online (aún con restos de la colección anterior, esperando a llenarse de privamera) y leer un par de posts en su blog para enamorarme de todo lo que crea con sus manos y de su filosofía.

Faltaban unas semanas para que su "Spring Collection 2014" viese la luz y yo ya contaba los días para que llegase el 1 de abril. Lo que iba avanzando aquí y allá me estaba encantando y sabía que, al final, algo caería. Lo encantados que estaban con sus adquisiciones quienes ya la conocían me lo confirmaban. Llegado el día, corrí a ver todo aquello que había estado esperando con ganas y me enamoré de un pequeño macuto en color verde con estampado floral en el interior y asa de piel en color natural. Esperé un poco, me lo pensé, no quería precipitarme... y cuando me di cuenta, ya estaban todos agotados.


Me dije que ya lo conseguiría cuando pudiese reponerlos, pero fue amor a primera vista, algo que, por cierto, pocas veces me pasa. Quería tenerlo tan pronto como fuese posible y que me acompañase a lo largo de esta primavera. Así que, al ver una fotografía en Instagram donde contaba que muchos de los primeros pedidos ya estaban saliendo hacia sus destinos, decidí dejarle un mensaje para saber si tardarían mucho en volver. Pasaron los días y de pronto, me encontré hablando con ella por e-mail. Aún le quedaba uno.

En un golpe de suerte, aún le quedaba un "macuto mini verde" y al verlo, se acordó de mí y de ese mensaje que le había dejado días atrás. Si al saber que hace todo lo que está en su mano para usar telas de algodón fabricado aquí ya me gustaba, con ese gesto me acabó de conquistar... el trato fue cercano, amable, familiar. Y ¿qué queréis que os diga sobre el paquete que llegó a casa? El más bonito que he recibido nunca, lleno de detalles (como las imágenes de la colección hechas por Monica Bedmar), envuelto con tanta delicadeza y con un olor tan agradable que es difícil de explicar. Mejor os lo cuentan estas fotografías que tomé entre nervios, emoción y una sonrisa que me iba de oreja a oreja...

Y hasta aquí la historia del pequeño macuto destinado a estar en mis manos.

Gràcies per tot, Caterina!



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